Estoy totalmente de acuerdo con lo planteado. El rol del archivista en la Gestión Documental Electrónica no puede limitarse solo a la administración de documentos, sino que debe ir mucho más allá, participando activamente en el mapeo y rediseño de procesos. Muchas veces se comete el error de implementar herramientas tecnológicas sin antes analizar si los procesos existentes son adecuados o si realmente responden a una lógica documental coherente. El vínculo entre actividad y documento es clave, y sin esa validación previa, cualquier sistema de gestión documental corre el riesgo de ser ineficaz. Por eso, el liderazgo del archivista debe verse reflejado desde la planificación, aportando una mirada crítica y técnica que asegure que el sistema realmente responda a las necesidades de la organización