De acuerdo con la afirmación que se plantea. Como explican las autoras de la lectura, muchas instituciones se han enfocado en crear y usar documentos electrónicos, pero no en garantizar que se conserven y sigan siendo accesibles con el paso del tiempo. A menudo se piensa que tener los archivos en formato digital es suficiente, cuando en realidad se necesita una preservación planificada y responsable.
El problema central radica en que "las organizaciones diseñan y utilizan sistemas informáticos, para gestionar sus funciones, pero como "islas de información", y ponen en riesgo la memoria institucional. En lugar de implementar sistemas interoperables y sostenibles, muchas organizaciones públicas han automatizado procesos sin considerar los requerimientos archivísticos y normativos que aseguren la permanencia y el valor probatorio de los documentos.
Desde mi experiencia en la Administración Pública, he observado que cuando se implementan sistemas de gestión documental electrónica, el énfasis se coloca en facilitar el flujo de trabajo y la tramitación, pero rara vez se establecen políticas, procedimientos y recursos para garantizar que esos mismos documentos permanezcan accesibles, auténticos e íntegros durante los 5, 10, 20 o más años que la normativa archivística exige.