Ciertamente hay variaciones:
La versión impresa ofrece su información de forma fácilmente legible, mientras que la digital requiere de dispositivos y programas para interpretarla. Otra diferencia sería, en el caso del papel, el material se halla directamente ligado al soporte físico; en el ámbito digital, el material puede trasladarse a otros formatos, lo que genera preocupaciones sobre su veracidad y conservación.
Existen riesgos en ambos formatos para la conservación, el papel es vulnerable al deterioro físico (humedad, fuego, plagas), pero una vez preservado, puede durar siglos. Los documentos electrónicos son más vulnerables a la obsolescencia tecnológica (software que deja de funcionar, formatos que ya no se leen, fallos en servidores) y a ataques informáticos.
En conclusión los documentos en papel ofrecen estabilidad y autenticidad natural, pero menos eficiencia, mientras que los documentos electrónicos ofrecen eficiencia y accesibilidad global, pero requieren mayor control archivístico, técnico y normativo para garantizar su valor legal y permanente.